Hablando Con Francisca

Nuestro cuerpo es muy sabio y es el vehículo donde llevamos nuestro ser, nuestra esencia, nuestra alma. Ese vehículo sabio también se cansa, también se detiene y también colapsa, y ¿adivinen qué? Nosotros no le ponemos atención! Pero como no es algo inerte que solo sirva de vehículo, también tiene sus límites… Primero nos advierte, luego nos avisa y por último nos empuja, por tercos. Si no entiendes de qué hablo aquí va: Intentamos tapar un montón de huecos con la misma mano. Con un dedo intentamos educar, con otro intentamos relacionarnos con los demás, con otro está la empresa, con otro están los hijos, con otro está el estudio, con otro están un montón de cosas que no podemos resolver pero nos creemos invencibles. Creemos que podemos hacer todo al mismo tiempo y que estaremos bien y NO, ASÍ NADIE VA A ESTAR BIEN. Debemos dedicar tiempo a nosotros mismos. Tiempo de calidad a descansar, a pausar un momento en el día y meditar, a poner en pausa el mundo exterior y concentrarnos en el interior, concentrarno